El parlache y el lunfardo, dos dialectos sociales hermanados por el tango

Imagen de Gardel tomada de Bibliored

La relación del lunfardo con el parlache la reconoce Oscar Conde (2011), profesor de la Universidad de Lanus y miembro destacado de la Academia Porteña de Lunfardo, en su libro Lunfardo: un estudio sobre el habla popular de los argentinos, cuando en el capítulo dedicado a otras hablas populares del mundo, le dedica tres páginas al parlache, del cual dice:

El vocablo (parlache) es un sustantivo que se deriva del verbo parlar ‘hablar’, cuyo origen se encuentra en el lunfardo rioplatense, con el que el parlache comparte algunas piezas léxicas en virtud de la difusión del lunfardo en Medellín a través de lo que en aquella ciudad se considera un verdadero legado cultural a partir del trágico accidente que acabó con la vida de Gardel en 1935: el tango (p. 84).

Además, agrega:

La historia del parlache no tiene desperdicio. Se trata de un léxico urbano que a comienzos de la década del ochenta empezó a ser utilizado presumiblemente en algunos círculos aislados y acabó extendiéndose a una franja creciente de jóvenes de los barrios más modestos de la ciudad. Aunque al principio parecía un fenómeno efímero, sucedió exactamente lo contrario: su uso se amplió a otros sectores sociales y su difusión, gracias a su presencia en los medios masivos de comunicación, cubrió primero toda el área metropolitana de Medellín -ciudad de más de un millón y medio de habitantes- y luego se expandió a otras ciudades colombianas. Hoy podría decirse que el parlache es conocido y utilizado en toda Colombia (p. 83).

Igualmente, comenta: “Se encuentran en el parlache lunfardismos como amurado ‘triste’, ‘encarcelado’, bacanería ‘cosa extraordinaria’, bataclana ‘prostituta’, clavar ‘copular’, despelote ‘caos’, encanar ‘encarcelar’, feto ‘persona muy fea’, gil ‘tonto’, loca ‘homosexual’, punta ‘arma blanca’ y tira ‘detective’” (p. 85).  

Aunque considera que el parlache utiliza los procedimientos de formación de palabras de todos los argot, quizá por la influencia del lunfardo, hay un uso reiterado del vesre (revés): “Se usan vesres como fercho ( de chofer), lleca (de calle), ofri (de frío) y trocen (de centro). A ellos se agregan algunos no consagrados en El Río de la Plata como bezaca ( de cabeza), llopa (de polla ‘novia’), misaca (de camisa) y Tabogo (de Bogotá)” (p. 85).

Un ejemplo de la importancia del uso del vesre en la formación de estos lenguajes se ilustra con el siguiente comentario de José Pedro Orejano sobre Parlache, el lenguaje que se inventaron las bandas callejeras de Medellín para burlar a la policía, escrito por Diego Cobo (9 de abril de 2019), quien nos entrevistó en Medellín y lo publicó en el diario El País de Madrid: “Cierto. Las formas vésrricas del lunfardo de Buenos Aires son mas de diez. La base es la construcción de una palabra sustituta con las sílabas de la palabra original. El «enroque» de sílabas es la mas común: ofri, por frío, «yeca», asi se escribe, por calle. Pero hay otras maneras muy particulares de construir una nueva palabra, por ejemplo la transposición sucesiva de mas de dos sílabas: «dorima» por marido o «gomía» por amigo. Otra forma es el mantenimiento de la silaba inicial con la transposición de las sílabas finales de una palabra: «ajoba» por abajo, bueno y así varios procedimientos” (se copió del medio tal como fue escrito).

Así mismo, esa relación del lunfardo con el parlache la resaltan otros lingüistas como Anna Sulai Capponi (2015) y Humberto López Morales (2010). Al revisar la bibliografía para este trabajo, encontramos Lunfardo y parlache: las hablas del mal vivir, de la profesora de la Universidad de Perugia Anna Sulai Capponi (2015, p. 159), quien afirma:

Tanto el lunfardo como el parlache nacen para resolver la exigencia de ocultar los discursos entre personas que viven al margen de lo legal. No es casualidad que los primeros estudiosos que se acercaron al lunfardo no fueran los lingüistas, sino los criminólogos que necesitaban resolver este “enigma lingüístico” para comprender los diálogos entre delincuentes. El parlache, en cambio, ha surgido de la desintegración entre los sectores de la ciudad colombiana de Medellín a inicios de los años ochenta del siglo pasado, en cuanto los habitantes de los barrios intentaron delimitar su territorio para impedir el ingreso a los extraños (Henao Salazar & Castañeda Naranjo 2006: 1005). Además de los elementos propiamente lingüísticos, lo llamativo es que estos argots se forman para caracterizar una identidad y poco tiempo después entran a formar parte del lenguaje de aquellos mismos grupos de los cuales sus hablantes han querido diferenciarse.

Si bien nos parece significativo que una profesora italiana se interese por variedades del español latinoamericano y resaltamos su trabajo, esta cita da pie para comentar la dificultad para ubicar estas variedades lingüísticas desde la distancia, con unas referencias bibliográficas insuficientes y un desconocimiento del entorno sociocultural donde se habla.  Ya desde el título se ve la distorsión: Las hablas del mal vivir. Desde una visión sociolingüística no hay unas variedades lingüísticas cultas (de buen vivir) y otras vulgares (de mal vivir), todas son la manera de expresar realidades y visiones del mundo diversas, que también exigen formas lingüísticas propias para comunicarse.

En cuanto al parlache, no expresa la desintegración de la sociedad sino las diferencias y la exclusión en ciertos ámbitos de la vida cotidiana y refleja la marginalidad. Inclusive, indica las contradicciones al interior de las mismas zonas marginales, como lo demuestran las llamadas fronteras invisibles entre los habitantes de sectores colindantes por el enfrentamiento entre combos, pandillas o bandas que se disputan el control territorial con el fin de monopolizar las actividades ilícitas. Aunque por momentos se ha limitado el ingreso de ciertas personas a determinados lugares, toda la ciudad ha contado con transporte, servicios públicos e instituciones educativas y de gobierno, con todas las dificultades generadas por el entorno violento e ilegal. Una frontera invisible es un lugar en las ciudades de Colombia que no pueden frecuentar los habitantes de sectores vecinos, considerados como enemigos. Lo de invisible es metafórico, por cuanto la mayoría de los habitantes de los sectores reconocen esos límites. Un ejemplo de esta problemática lo traen Castañeda y Henao (2015):

Esa guerra entre los tres barrios creó una de las fronteras invisibles más antiguas de Medellín, la de Tres Esquinas, en Caicedo, considerada por los habitantes de La Sierra como la más aterradora. «La Sierra sólo tiene una entrada. Si bajamos nos matan -dice mientras observa a lo lejos-. Es una ciudad extraña la que crece allá abajo», comenta mientras contempla los edificios del centro de Medellín, aquellos que desde hace cuatro años no ve de cerca (Gualdrón, 18 de septiembre de 2011).

Para terminar esta parte del trabajo, citamos a Humberto López Morales (2010, p. 336), quien en su libro La andadura del español por el mundo enfatiza en lafunción críptica tanto del lunfardo como del parlache. Dice, sobre el parlache:

Tiene también, como el lunfardo en sus orígenes, propósitos de ocultación y despiste. De ahí que se creen palabras –traqueto, con el sentido de sicario, amurado, que significa “desesperado por la falta de droga” y “encarcelado” –y frases- pasar al papayo, asesinar o cargar la lápida, “estar condenado a morir-, otras son palabras existentes en el español que alcanzan otro contenido semántico gracias al parecido gráfico y fonético –Abraham (abrirse) que sirve como orden de escapar: ¡abrirse del parche!, “!largo de aquí!”.

Como se observa en las citas anteriores, el lunfardo tuvo una marcada influencia en la formación del parlache, especialmente a través del tango, música escuchada en Medellín en la mayoría de los bares, en una época donde solo podían estar los hombres y las mujeres que atendían, por cuanto eran lugares prohibidos para las “damas”. Ahora bien, no solo el tango fue el mecanismo para que el lunfardo se escuchara en el Valle de Aburrá; también el fútbol de esa época, porque los equipos antioqueños estaban conformados, en su mayoría, por jugadores argentinos y uruguayos; inclusive, el ciclismo tuvo cierta incidencia con la llegada de Julio Arrastía y Roberto Serafín Guerrero, quienes vinieron a correr la vuelta a Colombia y se quedaron en Medellín. A Julio Arrastía lo llamaban El Macanudo, tal vez por el uso reiterado de este vocablo. Cuando murió, El Tiempo ( 31 de mayo de 2003) tituló la noticia, así: “Adiós de un macanudo”, quien había llegado a Colombia en 1951 a participar en la Vuelta a Colombia y al año siguiente se convirtió en entrenador y posteriormente en comentarista deportivo y en narrador de 38 vueltas a Colombia. Según el periódico: “Por sus conocimientos fue reconocido como la «Biblia del ciclismo» y cariñosamente llamado «El Viejo Macanudo» (contaba que significaba «verraco»)”. En el Diccionario de colombianismos (Haensh y Werner, 1993) definen verraco como: “Persona que por su talento o destreza sobresale en alguna actividad u oficio, o que se destaca por su fuerza física, audacia, valentía”; así mismo, incorporan el término macanudo como: “Referido a una persona: fuerte, robusta, resistente”.

También, el periodista Gonzalo Medina (1994, p. 242) no solo reconoce la influencia de los futbolistas argentinos que militaron en equipos antioqueños en la difusión del lunfardo, sino de la música y del cine porteño en el habla y la mentalidad paisa; quizá debido a ciertas afinidades culturales propias de los argentinos y de los antioqueños, como son: “El “hombre guapo” –verraco entre nosotros- y la predominancia de la imagen materna –“la vieja” entre los argentinos y “la cucha” entre los antioqueños.  Igualmente, al comparar el lenguaje de las personas mayores con el utilizado por los jóvenes, dice lo siguiente:

El chacho de hoy también echa mano de la carreta, y sobre todo de palabras que nosotros los camajanes tomamos del lunfardo en los años cincuenta y sesenta. Por ejemplo, la cana, bataclana, el tombo, el amurao, el balurdo. Y para que te quedés piedro, ustedes, sin darse cuenta, también hablan al vesre, como cuando decís bezaca, tombo. Así hablaban los malevos de Buenos Aires para que el botón, o sea el policía, no les pillara su cuento (Medina 1998, p. 35).

Esa hermandad del lunfardo y el parlache la vive y la expresa el cantautor Pala (Carlos Palacio), quien luego de estudiar Medicina decidió cambiar el estetoscopio por la guitarra. En una entrevista concedida a Leonardo Prada (26 de diciembre de 2011), le cuenta: “Por pragmatismo básico, terminé mis estudios de Medicina, me gradué y acto seguido me fui a estudiar música a Cuba inaugurando un camino que todavía hoy transito”; posteriormente, desde Buenos Aires, recibió: “El ofrecimiento de un sello disquero argentino para editar mi trabajo en el Cono Sur”. Residiendo allí, descubrió la similitud entre el lunfardo y el parlache: “Hace más o menos cuatro años empecé a sumergirme en el parlache, ese lunfardo local tan vivo y de origen similar al argentino, y a preguntarme por qué no había canciones con ese lenguaje” (Vivir en El Poblado, 23 de abril de 2014); además, según dijo al mismo medio: “Me di cuenta de que era un lenguaje con cosas muy interesantes. Aunque su origen era muy malevo y tenía unas grandes referencias a la violencia, encontré una vena humorística y también cosas muy dulces”. Así mismo, durante algunas presentaciones musicales, se ha ufanado de ser de las poquitas personas que se ha leído de corrido un diccionario, desde la A a la Z, como le ocurrió con el Diccionario de parlache.

Esa relación con el tango y el lunfardo la tuvo desde niño en su natal Yarumal, como lo anota al hablar de su disco Maleviaje:  

Maleviaje es un proyecto que yo tenía hace más de diez años. Tenía en la cabeza hacer un disco alrededor del tango. No un disco de tango, que es distinto, sino alrededor del background sonoro que tengo desde mi infancia. Yo soy de pueblo, mi papá tenía una tienda al frente de las cantinas de Yarumal y lo que crecí oyendo fueron tangos, toda la vida. Tangos arrabaleros, tangos de malevaje. Y esa era mi banda sonora”; por lo mismo, ese disco está cargado de referencias locales, y en vez de alejar a los oyentes de otras partes, presenta el pensamiento y la cultura de Medellín, tal como ocurrió en Buenos Aires con el lunfardo (Vivir en El Poblado, 23 de abril de 2014).

Una muestra de cómo el lunfardo orientó la inclusión del parlache en sus canciones, la da Pala, durante su presentación en el Festival de Tango en la ciudad de Medellín, en su versión de Atenti Pebeta, en la cual canta una parte en lunfardo y luego la traduce al parlache, en cuya introducción enfatiza en el sentido críptico de ambas versiones (7 de febrero de 2018). Presentamos la primera estrofa de cada una. La versión completa la pueden escuchar en la sigiente dirección https://www.youtube.com/watch?v=v1tg1lsfY2I

Atenti Pebeta (Celedonio Ortiz y Ciriaco Florez Atenti pebeta)

Cuando estés en la vereda y te fiche un bacanazo
Vos hacete la chitrula y no te le deschavés
Que no manye que estás lista al primer tiro de lazo
Y que por un par de leones bien planchados te perdés

Pilas parcera (Pala)

Si te parchas en la acera y un man te tira los perros

Vos hacete la lenteja y ni bolas le parés

Que no pille que abres piernas por una moto y un fierro

Y que por un man pintica redondita te caés

Pala – Atenti Pebeta (Traducción al parlache) (7 feb. 2018).

De todas maneras, en A lo bien usa con mayor intensidad el parlache, de la cual incluimos, también, solo la primera estrofa, pero los lectores la pueden buscar en internet, sitio donde se encuentran varias presentaciones completas.

A lo bien

Pillese esta calentura
Porque sale pa’ pintura, lo que le voy a soplar
Pille antes de que me pise, no falta liendra que avise
Al parche pa’ banderiar

Después de este reconocimiento a Pala, por su reivindicación del parlache, es importante resaltar que ante el impacto del libro El parlache (2001), se realizaron dos investigaciones lexicológicas y lexicográficas con el fin de elaborar diccionarios de parlache, de los cuales el primero se publicó en el 2006 y el segundo en el 2015 y hay una versión digital en proceso. Las entradas de los  dos diccionarios (palabras y expresiones) se cotejaron con nueve diccionarios, tres de España: Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001) (DRAE),  Diccionario de argot (1998) (DIARJUS) de Julia Sanmartín y Diccionario ejemplificado de argot (DEACIR) de Ciriaco Ruiz; tres de Colombia: Nuevo diccionario de colombianismos (1993) (NUDICO), Diccionario de las hablas populares de Antioquia (1993) (DIHAPA) y Colombianismos (2018) (DICOL); dos de Argentina Vocabulario ideológico del lunfardo (VOLUNFA) de José Gobello e Irene Amuchástegui (1998) y Diccionario etimológico del lunfardo de Oscar Conde (2010) y, por último, se cotejaron con el Diccionario de americanismos (2010) (DIAM), obra que recoge el léxico de todos los países americanos de habla hispana.

Este cotejo nos permitió verificar la influencia del lunfardo en el surgimiento del parlache, en especial a través del tango, objeto de este escrito. Ya Jaime Espinel (1986, p. 206) establece de manera implícita esta relación:

Y claro hermano entre galas colombianos no pueden faltar los tangos, quinientos long plays de tangos. Don Pedro sabía, el viejo es vivo y calculó que para reunir manes de la pesada colombiana en Nueva York tiene que haber tangos o el negocio se viene al suelo. Mucho Gardel, mucho Angel Vargas y Mauré pero sobre todo mucho Echagüe, tangos de lunfa faca fardo con destello de zafiro en el anular de la mano que vuela con un brillar en la punta del cuchillo buscando al otro y la pinta que fintea y voltea a tu alrededor (…). Porque la gallada del Hamilton era tesa: mandrakes de muerte todos y en todas las especialidades: estucheros, apartamenteros, mecheros, pintas de la judía como yo del silencio.

En la cita se combinan vocablos del lunfardo con los del parlache, en una época en la que apenas estaba empezando a formarse la segunda de estas variedades lingüísticas del español, mientras que la primera llevaba muchos años de haberse gestado en Buenos Aires. Palabras como hermano (fórmula de tratamiento), gala (acortamiento de galafardo: ladrón), manes (hombres), pesada (jefes de los grupos criminales), pinta (persona), teso (valiente), mandrake (parónimo de man), apartamentero (ladrón especializado en robar en edificios de apartamentos), judía (traición) entraron a formar parte del parlache; mientras lunfa  (forma apocopada de lunfardo: ratero, ladrón) y faca (arma blanca de manufactura casera) son propias del lunfardo y su uso en Medellín es raro; en cambio, mechero (mechera en Gobello y Amuchastegui, es la persona que roba ropa y prendas de poco valor) tiene el mismo significado en el parlache, con la diferencia de que en este último se refiere a ladrones especializados en robar en almacenes de cadena.

En 1973, cuando aún el parlache no se había configurado como una variedad del español colombiano, Manuel Mejía Vallejo escribe la novela Aire de tango, cuyo protagonista es Jairo, un guapo cuchillero, quien se identifica con Carlos Gardel. Mejía configura un guapo atípico, tal como le cuenta al profesor Augusto Escobar (1997, p. 215): “Yo pensaba que tenía que haber un guapo que no sólo fuera el que tuviera figura de macho, con visión de macho, sino que fuera un poco equívoco, casi un marica, un hombre delicado y de buen gusto”, pero más valiente que todos los demás; porque el escritor, en su vida bohemia, no había conocido gente más brava que los maricos. Según le contó a Escobar, la novela surgió de la necesidad de narrar la historia de su grupo de amigos, y se pregunta: “¿Quién va a contar esa historia que se la tragó el tiempo, la noche, el aguardiente, el ron que bebíamos, las prostitutas lindas que nos quisieron y a quienes amamos un día?”. Según el autor, esa historia se iba a perder y representaba el paso de la aldea a la ciudad (Escobar, p. 214).

Si bien en la obra no hay una presencia significativa del lunfardo ni del parlache, sino del lenguaje popular antioqueño, el autor incluye una serie de palabras tomadas del lunfardo y una serie de palabras y expresiones propias del mundo marginal, indicadores del paso de la aldea a la ciudad, típicas de un antilenguaje (Halliday, 1982), cuyo sentido expresa la escisión social presente en el parlache. Ese paso supone el desarraigo para la persona venida del campo cuando se enfrenta a un mundo y a un lenguaje nuevo y revive la nostalgia por su aldea escuchando tangos, que expresan: “Todos esos despechos que tenía el recién llegao (…) Por eso el tango es cosa de hombres solos y abandonados, polvitos tristes, pa’ confesarlos al espejo cuando no se puede dormir” (Mejía Vallejo, 2004, pp. 59-60).

Y con el tango llegó el lunfardo, y muchas de esas voces se generalizaron, pero algunas solo fueron utilizadas por los escritores ya citados, cuyas temáticas incluían contextos urbanos relacionados con el tango y la delincuencia, como lunfa faca fardo (Espinel 1986, p. 206), ya mencionado, o mina, che, papirusa (Mejía Vallejo, 2004, p. 181), cuando se imagina un encuentro entre una dama decente de Medellín con Gardel o chorear, al referise a un robo:

Mira vos, suponete que yo soy Gardel y vos una mina más o menos decente. Suponete que atravieso Boedo antiguo y vos salís de una puerta y tropezamos; suponete que me quito el sombrero como él se lo quitaba y te sonrió como él sabía sonreír, y le oís respirar y decir: -“che, papirusa, oí”, y te susurra, Del fondo de mi copa / tu imagen me obsesiona y sentís esa vaina que el hombre tenía que tener… ¡Por lucifer juro que cualquier muchacha decente hubiera sido la deshonra de la familia! ¿Vos no? (Mejía Vallejo, 2004, p. 181).

Hasta choriábamos cualquier cosa para vendérsela a Enriquito Bler (Mejía Vallejo, p. 202).

El uso de los lunfardismos mina y che es raro, pero a veces se escuchan o se leen; en cambio, papirusa y choriábamos son extraños. Igualmente, el escritor incluye fragmentos de tangos para ambientar el contexto en el que se desarrolla la trama: “Percanta que me amuraste / en lo mejor de mi vida” (49), “Garufa, ¡vos sos un caso perdido!” (p. 114) y “En tu esquina rea, cualquier cacatúa / sueña con Carlos Gardel” (p. 241).

Así mismo, utiliza vocablos del lunfardo de uso corriente entre los hablantes de parlache:

“Los tombos llegaron a su casa en el monte y mataron a su papá” (p. 56), “Un buen tiempo le jalé a la yerbita, creo que me dieron las alas del piloto millonario por lo mucho que volé…” (p. 95), “O con cualquiera de sus fierros” (p. 15), “Montecristo con sus bacanerías” (p. 70), “Salú vidurria” (p. 100); además, incluye un diálogo en vesre:

– ¿Vaslle damone? / Llevas monedas

-No goten / No tengo

-Yo pocotam / Yo tampoco

-yo goten cocin sospe / Yo tengo cinco pesos

¡Mosva dosto! / ¡Vamos todos! (p. 236).

También incluye en el léxico de los personajes palabras que posteriormente serían parte del repertorio del parlache, y sus significados están relacionados con los campos semánticos propios de este lenguaje: La violencia, muñeco (muerto): “Fijo que había de muñeco en el suelo, como ahora dicen los camajanes de la droga y el atraco”; de identidad, gallada (patota): “Volver a la gallada de siempre” (p. 51); la mona y varios sinónimos más de marihuana (droga): “Una rasquita (borrachera) con la mona puede costarnos cuatro pesos” (p. 95) y “El cachito, señores, la verdura, maracucha, vareta, varilla, la maracachafa, nunca sobre, mariguanita amiga pa’ el hombre triste” (p. 95); de humor: “muerto de la erre” (muerto de la risa): “Jairo muerto de la erre” (p. 154).

Esa relación del tango, el lunfardo y el parlache en Medellín se capta de manera implícita en dos columnas de Óscar Domínguez (23 y 30 de septiembre de 2021). En la primera, dice: “Muchos hicimos el kínder en tangos escuchándolos en los pianos del bar de la esquina. O en la radio que llenaba vacíos, como la falta de radiola en casa”, y agrega: “El cursillo de malevos de media petaca lo hacíamos oyendo milongas en los cafés Armenonville, Rodríguez Peña, La Gayola, en el viejo Guayaquil, donde se quedó más de una virginidad masculina”, y se ufana, diciendo: “Los más chicaneros cañamos con que le dejamos una flor a Gardel en el cementerio de Chacarita, en Buenos Aires”. En la segunda, se inventa un autógrafo de Borges, con el siguiente texto: ““Che, Domínguez, como cualquier garufa, vos sos un caso perdido”. Como se observa, el columnista trae las voces malevo (según Conde, 2010):”Hombre matón y pendenciero que vivía en las orillas de Buenos Aires”) y garufa (según Conde, 2010: “Individuo divertido, aficionado a la juerga. Por cruce entre el gall. Gallaroufa: jarana y el esp. Garulla: conjunto desordenado de gente”), propias del lunfardo y chicanero, voz coloquial del español colombiano incorporada en el parlache, el Diccionario de americanismos (2010) (DIAM), en la acepción 3, define el término así: “Co. Referido a persona, que le gusta presumir, muchas veces de lo que no tiene”.

 

En el Diccionario de parlache lo definimos y ejemplificamos así: Presumido. Persona que hace alarde de lo que no posee o de lo que no es. Algunos a los que les caía mal decían que era un chicanero aletoso y un convencido, como le dijo la otra vez una pelada que no se lo tragaba (Rivas, 2017: 23). Medellín ha tenido alcaldes pantalleros, claro que sí. Fieles a su idiosincrasia, los paisas son chicaneros, ya lo sabemos. Venimos de uno, Federico Gutiérrez, al que le encantaba verse en televisión (Gutiérrez, 6 de abril de 2020). Ahí están pintados los paisas: faroleros, chicaneros, embusteros, pa’ las que sean, todo vale, hágale papá,y un largo etcétera (piedra0_33019, forista, 8 de noviembre de 2017). No le pare bolas a ese man, que no es sino chicanero. Es pura caspa. CO.

En lo referente a la voz cañamos, también coloquial e incorporada al parlache, el Diccionario de americanismos (2010) (DIAM),  lo define como: “Co. Decir mentiras”, pero en realidad es una definición imprecisa, porque tiene un sentido de reto.  Para el Nuevo diccionario de colombianismos (1993) (NUDICO) significa: “Jactarse de poseer cierta cualidad o cosa apreciada”. En el Diccionario de parlache (DIPARLA) lo definimos y ejemplificamos así: cañar: Ponderar en forma exagerada los méritos o la capacidad. Cañar es un colombianismo que significa ‘decir mentiras’, y que en el juego de póquer (o póker; en Antioquia, “pócar”) se usa mucho en el sentido de hacer creer (con mentiras o sin ellas), que se tiene muy buen juego, sin tenerlo, con el fin de sacar ventaja de ello al cruzarse las apuestas. (…) El verbo cañar es un vocablo muy útil, por lo difícil que resulta reemplazarlo, en el caso de un juego de apuestas, por otra palabra que sea igualmente exacta para lo que se quiere expresar; además está bien formado y no suena mal. P. (Márquez Cárdenas, 21 de Julio de 2007).

También, en el caso de Medellín, los camajanes, como lo cuenta Medina, fueron un medio de difusión del lunfardo, pues ellos escuchaban tangos en unos radios de pilas, vestían camisas con palmeras, calzaban mocasines y se ubicaban en las esquinas en grupo pequeños. Incorporaron en su léxico voces lunfardas: bobo: reloj, loro: radio; hacían un uso reiterado del vesre: gotan (tango), misaca (camisa), leopant (pantalón). Se puede decir que muchas palabras y expresiones del lunfardo llegaron hasta nuestros días a través del habla de estos personajes. Así lo expresa el escritor Manuel Mejía Vallejo (2004, 48) en el fragmento ya citado del libro Aire de Tango, cuya primera edición se publicó en 1973: “Fijo que había muñeco (muerto) en el suelo, como ahora dicen los camajanes de la droga y el atraco”.

Así mismo, para Omar Rendón Uribe (1995, pp. 58 y 71), muchas de las voces lunfardas de los tangos fuertes las incorporó el camaján en su habla, y con el paso del tiempo se incluyeron en las hablas jergales y populares. Aunque la Real Academia Española trae en su diccionario digital camaján, na, consideramos que en nuestro medio este fue un fenómeno básicamente masculino; además, la definición solo aplicable a Colombia y a Cuba de “persona holgazana que se las ingenia para vivir a costa de los demás” es ambigua, por cuanto no presenta las características fundamentales de los camajanes antioqueños: consumidores de marihuana, vestidos de manera estrafalaria para los gustos de la época, sin oficio conocido y dispuestos a robar lo que se encontrara “mal colocado”.

De todas maneras, la visión actual sobre el camaján y su lenguaje es bastante borrosa, porque hasta el mismo Gabriel García Márquez usa la denominación para referirse a sus amigos de La Cueva, el bar de sus tertulias en Barranquilla. En uno de sus regresos a Colombia, cuando descendía del avión y vio a sus viejos compañeros de bohemia: “Los señalo con el dedo y gritó a boca llena: ¡Mierda, otra vez, los mismos camajanes!” (El Tiempo, 2002). En un sentido similar se expresa también el escritor Óscar Collazos (2000), cuando al escribir sobre lo bueno del país, evoca: “Al bacán, al camaján de mi infancia, al chévere que los buenos llevan como una marca de vida. El bacán, como la música que los acompaña, ha colonizado parte del país andino”. Los camajanes de Medellín, cuya habla fue precursora del parlache, no tenían nada de bacanes en ninguna de las acepciones del lunfardo ni en las de parlache, aspecto que se abordará más adelante, ni en el sentido que le dan los dos escritores.

Después de este recorrido por los autores que han mostrado la relación entre el lunfardo y el parlache, es importante resaltar que no todas las voces del lunfardo se incorporaron al parlache con un significado equivalente al usado en Argentina, porque muchas se transformaron semánticamente, inclusive algunas de indudable origen lunfardo como bacán, bacanería; lo anterior ocurre, tal como afirman Haensh y Werner (1993, p. XIV), porque: “La lengua es un continuum, un espacio sin límites ni fronteras, donde los linguistas  y estudiosos intentan la quimera de apresar con diversas etiquetas realidades heterogéneas y en permanente cambio”. Además, la cita nos orienta para ubicar un aspecto problemático en la relación del parlache con el lunfardo: varias de las acepciones que el DRAE trae como usadas en Colombia, no hemos podido verificar su uso en nuestro país. Por ello, vamos a comparar los distintos sentidos que tiene la voz bacán y sus derivados en Argentina y Colombia y las dificultades que han tenido los responsables de los diccionarios para ubicar sus distintos significados y usos.

Según Miguel Breal (sf)[1], considerado como el creador de la semántica moderna, la ampliación semántica, o sea, la resemantización, tiene causas externas al lenguaje mismo y es fruto del desarrollo de la historia, como se constata con el término bacán y sus derivados; además, para Breal: “Una nueva acepción equivale a una palabra nueva (p.129) y, esa palabra:Por una serie más o menos larga de intermediarios, puede llegar a significar casi lo opuesto de lo que significaba en un principio” (p. 132), como se puede observar, las acepciones tan contradictorias que tiene la voz bacán en distintos países, inclusive en un mismo país, tal como se verá más adelante, son el ejemplo más claro de lo planteado por Breal; igualmente, con respecto a la resemantización, Luz Stella Castañeda (2005) afirma que el cambio semántico permite incorporar al argot piezas léxicas existentes en el lenguaje estándar con un nuevo significado; además, es uno de los mecanismos más recurrentes para incrementar el léxico argótico, cuyas voces pueden también recategorizarse, es decir, cambiar de categoría gramatical. Por ejemplo y tomando el término bacán, este puede referirse a un homosexual (DIAM), como en cuba; o a un adinerado en Argentina (Conde) o calificar a una persona o un ambiente como ameno, agradable (DIPARLA). También las derivaciones cogen rumbos inesperados e insólitos.

El lector puede verificar ese juego semántico con solo comparar las distintas acepciones de bacán y sus derivados que figuran en cuatro diccionarios: Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001) (DRAE),  Diccionario etimológico del lunfardo (2010), Diccionario de americanismos (2010) (DIAM) y Diccionario de parlache (DIPARLA).

Oscar Conde (2010), en su Diccionario etimológico del lunfardo, recoge las acepciones con que la voz bacán se usa en Argentina.

bacán: m. Dueño, patrón. 2. Concubino. 3. Proxeneta. 4. Hombre que mantiene a una amante. 5. Individuo de buena posición, adinerado y hábitos refinados. 6. Individuo que aparenta una posición socioeconómica que no tiene.

También presentamos los términos derivados de bacán, tal como los define Conde:

bacán, a: adj. Lujoso, fino. 2. Comodo. (Del gen. Baccan: patrón, padre o jefe de familia).

bacana: f. Concubina. 2. Mujer que mantiene a un amante. 3. Amante del bacán, que goza de los beneficios de la buena posición de éste. 4. Mujer de buena posición, adinerada y de hábitos refinados. 5. Mujer que aparenta una posición socioeconómica que no tiene.

bacanaje: m. conjunto o reunión de bacanes.

bacanamente: adv. Comodamente, bien de salud, excelentemente.

bacanazo, a: Aumentativo de bacán.

bacanería: f. Calidad o condición de bacán, refinamiento.

Como puede observarse en las definiciones, la palabra bacán, en estricto sentido, no tiene ninguna relación con el significado que se le da en Colombia, como plantearemos posteriormente. Además, es interesante constatar que en Argentina diferencian, en algunas acepciones, si se refieren a un hombre o una mujer; en cambio, en Colombia, todas las acepciones se refieren, indistintamente, tanto a hombres como a mujeres. Posiblemente, el término, como lo usamos en Colombia, adquirió su sentido de las voces “bacán, a: adj. Lujoso, fino. 2. Comodo. (Del gen. Baccan: patrón, padre o jefe de familia)” o de bacanamente y bacanería, cuyos significados se emparentan con la primera acepción que trae el DRAE, porque la acepción 2 (persona muy atractiva) y la 5 (persona adinerada), que figuran como colombianismos, hasta donde hemos podido verificar, no se usan en Colombia con esos significados. Aquí la voz bacán define fundamentalmente la manera de ser de las personas o las condiciones de los ambientes, tanto sociales como naturales y no solo la utilizan los jóvenes sino todas la personas de todas las clases sociales.

Real Academia Española

Bacán:

Del genovés baccan ‘patrón’.

1. adj. Chile, Col., Cuba y R. Dom. En lenguaje juvenil, muy bueno, estupendo, excelente.

2. adj. coloq. Col., Cuba y R. Dom. Dicho de una persona: Muy atractiva.

3. m. coloq. Cuba. Hombre mantenido por su esposa o por su amante.

4. m. Ur. Hombre que costea los gastos de las mujeres con las que mantiene vínculos.

5. m. y f. coloq. Arg., Col. y Ur. Persona adinerada.

Diccionario de americanismos (2010) (DIAM)

bacán.

  1. 1. m. Cu. Hombre homosexual.
  2. 1. m. Cu. Hombre mantenido por una mujer.
  3. Empanada (…).
  4. Ni. Fiesta bulliciosa, generalmente con bebida.

bacán, na:

  1. 1. sust/adj. Cu. RD. Co.  Pe. Persona agradable, simpática, amable.

2. adj. Cu. Ec. Pe. Ch. Referido a persona o cosa, muy buena, etupenda, excelente.

3. adj/sust. Cu. Pe. Referido a persona, muy atractiva.

      II. 1. (Del genovés baccan). m y f. Cu. Bo. Ar. Persona adinerada.

           2. adj. Cu. Ar. Ur. Referido a un lugar, frecuentado por personas adineradas.

           3. Cu. Ar. Referido a un objeto, caro, lujoso. 

Co. Fórm. Tratamiento que se da a un amigo, a un compañero.

bacanear.

  1. 1. Intr. Ch. Pasarla bien, divertirse alguien sin preocuparse por nada.
  2. 1. Bo. Vestir una persona con elegancia para presumir.

bacanería.

  1. 1.f. Co. RD. f. Cosa extraordinaria., excelente. 

2. RD, Co. Actitud o situación de pleno disfrute.

      II.         1. RD, Co. Elegancia de personas encopetadas y adineradas.

bacanísimo.

  1. 1. Adj. Co. Referido a persona o cosa, que provoca admiración.

bacano, -a.

  1. 1. Co, Ec, RD, Chevere, estupendo.

2. adj/sust. RD. Referido a persona, extraordinaria, que sobresale por su inteligencia o por sus habilidades para algo.

3. RD. Referido a persona, que va a la última moda.

Para que los lectores se formen una idea del uso de bacán y sus derivados en Colombia, reproducimos las entradas que figuran el el Parlache, violencia y marginalidad: diccionario de uso (en proceso). Cada entrada se ilustra con varios fragmentos para contextualizar su uso.

bacán, a: (Préstamo del lunfardo). s. Vida c. Complaciente. Persona amable, buena gente, colaboradora. A primera vista Barreras parece un “bacán”, dicharachero, buen conversador, poeta, sagaz, etc., pero al mismo tiempo es un buen representante de la tragedia colombiana: políticos oportunistas, detrás del voto, no de los principios. P. (Mejía Cano, 23 de abril de 2018). Esos primeros años en el Congreso los recuerda todo el pueblo. Los fines de semana, cuando el Ñoño aterrizaba, Sahagún se llamaba Ñoñomanía. Rifas navideñas, fiestas de las madres, regalos y banquetes, todo de la mano de un hombre de 1,68 metros de estatura, cachetón y siempre sonriente, que en el diccionario colombiano se definiría como un «bacán”. R. (Semana, 3 de marzo de 2017). /Drae: fig. mis. acep. 1. En lenguaje juvenil, muy bueno, estupendo, excelente. Nudico: fig. mis. coloq. excelente, muy bueno. Volunfa: fig. otro. muy rico, lujoso. Dihapa: fig. mis. individuo amplio, generoso. DIAM: fig.  mis. Co. Persona agradable, simpática, amable. Tratamiento que se da a un amigo, a un compañero/. 2. Adj. Ambiente agradable, algo bueno, placentero. Parecía muy bacán, como ahora se dice, envenenar los hijos de gente que no conocíamos. Son culpables, por consumidores, como este desvergonzado Santos dijo en la ONU. Podemos dormir tranquilos. Entre culpables nos tapamos con la misma cobija (Londoño, 25 de diciembre de 2017). Voy a probar con un milenial de 20 al que no le interese en absoluto caerle bien a la gente ni ser bacán o entrador y cuya mayor preocupación sea cazar pokemones. Al fin y al cabo, los milenials son lo de hoy (López González, septiembre de 2016). 3.  Relajado, sin responsabilidad. Cuando voy a una carrera no es que vaya de bacán, no, yo voy a competir, voy por lo mío. Por eso el año pasado en la Vuelta a España me pegué un golpe el tremendo que me mandó a la clínica, porque buscaba la mejor posición, si no es así, pues después del Tour, en el que terminé de séptimo, pues había dicho que no corría más en el año (Urán, 16 de mayo 2020). 4. Fórmula de tratamiento. Vida c. Se usa para llamar la atención de alguien. Huy, bacán, ¿usted no ha visto por ahí al jibaro…? Es que no lo hemos vuelto a ver… P. (Guerreros, 9 de junio de 2019). Así que no había tutía, bacán: ganaríamos la lid futbolera, por lo dicho, no había quien nos derrotara. P. (Spitaletta, 7 de enero de 2018: 4). “Bacán, mire para que pase el hambre”, le dijo una de ellas, sacando el sánduche de una canasta roja, y con una sonrisa que le iluminó el rostro y le dejó ver un piercing que tenía encima del labio. P. (Álvarez, primero de julio de 2009).

 

bacanería: f. Excelencia. Ambiente o cosa agradable, de mucha calidad. La palabra (bacán) pudo haber venido del tango. Debió de haber nacido en el malevaje de barriada y con el lunfardo, el dialecto suburbano de los inmigrantes europeos a Argentina. Llegó y se aclimató en el Caribe, que da la vuelta por el canal de Panamá y se adentra culturalmente hacia el Pacífico, hasta Guayaquil, esa ciudad gemela de Buenaventura, con grandes dosis de turcos. Quizá descienda hasta Lima, por el Callao, donde la bacanería pudo haber llegado por el modo de ser y de vida que llevaron en la memoria viajeros marinos. P. (Collazos, 5 de octubre de 2000). Esos dizque jipis, esos locos si son una bacanería, son todos sollados, lo más entonados, esos si saben cuando tirar yerba. T. /Nudico: fig. mis. coloq. Cosa extraordinaria, excelente, maravillosa. Volunfa: fig. sim. Calidad o condición de bacán. Dihapa: fig. mis. Actitud o situación de pleno disfrute. DIAM: fig.  mis. Co. Cosa extraordinaria, excelente. Actitud o situación de pleno disfrute/. 2. Relajo, frivolidad o irresponsabilidad.Vos estás muy chiquito para entender bien lo que está pasando, pero no ves qué mata de muertos, tantos conocidos de nosotros, unos matando y otros muriendo, por maricadas que no tienen que ver con uno, porque a otro perro le dio porque tenían que morirse, así de buenas a primeras, de bacanería, gente que no le había hecho nada a uno y lo peor es que esto es solo el principio, la hijueputa matazón que se viene es la más verraca, espere y verá, y uno tener que meterse en esto, venir a parar en esta vaina. L. (Mesa, 2015: 171).La bacanería, ese estilo de vida descomplicado y pintoresco que brota silvestre en las esquinas y sardineles de los barrios populares de Barranquilla; con su personaje emblemático: el bacán, man de buena pinta, swing y tumbao de guapo al caminar, quiere ser sacada del closet de la marginalidad. Un grupo de profesionales barranquilleros está empeñado en este propósito para convertir su espíritu desenfadado en una propuesta cultural que contribuya a afincar la paz en este país. Para muchos en la Costa Caribe la bacanería es considerada como un fenómeno social, un sentimiento que caracteriza a quienes permanecen en ella como sujetos empeñados en mantener la alegría como opción de vida. Otros consideran que la bacanería y sus bacanes no son más que sinónimos de marihuana, rumba y dejar pasar la vida . Gente intrascendente que vive de la cheveridad. Una cosa es que una persona sea bonachona, alegre, dada a las informalidades –que ha sido siempre el espíritu del costeño–, e invite a la reflexión sobre la violencia del país. Pero no creo necesario tomar la imagen del bacán para esto. Creo que es bueno que se plantee el congreso nacional de paz, a lo que no le veo sentido es que se maneje por medio de la tal bacanería, puntualizó. P. (Lainos Rodado, 8 de noviembre de 1999). 3. ¡full bacanería! Fórmula.  Vida c. Préstamo. Es una expresión híbrida formada por una palabra del inglés y otra del lunfardo. Intensamente agradable. Lugar o ambiente supremamente placentero. El barrio que más me gusta de Medellín es Castilla, porque el ambiente es “full bacanería”. L. (Echeverría, 2000: 107). 4. ¡qué bacanería! Fórmula. Vida c. Qué maravilla. Expresión que indica que algo es muy bueno. Sin embargo, otros han salido en defensa del cantante vallenato, argumentando que el intérprete también puede darse esos lujos y tomarse de vez en cuando sus tragos. Uno de ellos fue el exfutbolista colombiano Faustino Asprilla, que incluso le reclamó el no haberlo invitado a la parranda. @SilvestreFDC que bacaneria de fiesta, estas a otro nivel! Lo malo es que no invito hermano, R. (Semana, 27 de septiembre de 2017). Los muchachos dicen: ¡Qué bacanería de profesor! CO.

bacaniado, a: adj. vida c.. Relajado, que vive bien, sin problemas. Atrapados en el mundo de las drogas, mis amigos me ofrecieron probar un choquito; yo nunca lo había hecho, pero cuando lo hice, ¡uff!, ¡qué chimba!, y eso que solo le pegué un plon, pero me sentí tan bacaniado que quería más; eso fue mero viaje, parce, me sentí como en Narnia; después llegó el Pipe con una botella de vodka, y me pegué una farrota de esas que, hay Dios mío, no era capaz ni de pararme de esa silla. T. (2015). Bajo el árbol, había unas personas que, al percatarse de nuestra presencia, se movieron intentando desaparecer de nuestro enfoque visual. Fue demasiado tarde para ellos, no pudieron lograrlo pues ya estábamos muy cerca. El grito del comandante Rafa fue enfático y muy directo. -Epa, va… así era que los quería coger, bacaniados. L. (Arce Graciano, 2014: 219-220). “La verdad la conocíamos más los mandos medios que los superiores que vivían bacaniados», dijo «Mario» en su comunicación desde Cómbita. «Tengo pruebas contundentes de que es verdad lo que estoy diciendo y pido que me abran un espacio donde yo estuviera más cómodo y pudiera desplazarme hasta donde ustedes están. Estoy interesado en explicarles cómo ha sucedido todo y hablar la verdad», dijo. P. (El Colombiano, 19 de mayo de 2009).

bacaniarse: prnl. A. ilícitas. Relajarse. En actividades delincuenciales, descuidarse en el control de una zona, con el riesgo de ser sorprendido por el enemigo. Ayer mataron ocho manes. Los tumbaron por descuidados, uno no puede bacaniarse. CO. Tiene como variante la locución ir de bacán: Cuando voy a una carrera no es que vaya de bacán, no, yo voy a competir, voy por lo mío. Por eso el año pasado en la Vuelta a España me pegué un golpe el tremendo que me mandó a la clínica, porque buscaba la mejor posición, si no es así, pues después del Tour, en el que terminé de séptimo, pues había dicho que no corría más en el año. P. (Urán, 16 de mayo de 2020).

bacanidad:  f. Vida c. Confianza, camaradería. Su representante, Ojeda, continuaba firmando contratos. José Arteta, empresario barranquillero, denunció: «Me dijo que estaba bien y que iba a salir pronto de la clínica. Me pidió un adelanto para un concierto que tendría lugar el 30 de julio en Barranquilla y, al día de hoy, no han devuelto la plata. Quién sabe cuántos contratos más hicieron». Consultado por EL TIEMPO, Ojeda negó ese contrato y dijo que «eso fue de bacanidad» y que «se hizo de manera verbal». Sin embargo, el contrato existe, tiene la firma de Ojeda y Arteta y el adelanto aún no se ha devuelto. Ojeda, de paso, advirtió a EL TIEMPO de «meterse en graves problemas si se publica esta información». P. (Silva, 30  de julio de 2011).

bacanísimo, a: adj. Vida c.. Buenísimo. Expresión usada para calificar de muy bueno algo, también se usa como aceptación de una propuesta. Orlando llegó a un pueblo cerca a Viena. Allí, de marzo a octubre, hacía shows de clavados todos los días en una diminuta piscina redonda que tenía una escalera para subir 25 metros. A veces le tocaba vestirse de payaso para hacer reír a las personas. . En los inviernos trabajaba en un resort en el que podía esquiar durante el día y por la noche era bartender. “Mi vida era bacanísima”, recuerda Orlando. R. (Carrusel, noviembre de 2014).
Al referirse a la nueva cúpula militar dijo que la ve “bacanísima”, porque está liderada por un general inteligente. P. (Bonnett, 11 de agosto de 1998: 4A). /DIAM: fig.  sim. Co. Referido a persona, que provoca admiración/.

bacanizarse:  prnl. Vida c.Disfrutar, pasar cómodo.  ¡Bacanizate! Inscribe tus dos primeros números bacanos, por 1500 pesos mensuales cada uno recibe 8 gratis y llama a 189 pesos a otros operadores y a 49 pesos a Tigo. Publicidad de Tigo a través del celular. (2 de junio de 2009: 2. 51 pm).

bacano, a: adj. Vida c. Préstamo. Bueno. Agradable, que se disfruta. La final del Festival Nacional de la Trova Ciudad de Medellín, que se vivió en Plaza Gardel, el pasado viernes, dejó como ganador a Juan José, hijo de Raúl Mario Castaño, Crispeta, rey de reyes de la trova. Un joven de 19 años, estudiante de Derecho en la universidad Eafit, que se llenó de emoción cuando supo el resultado “yo no me la creo, ver a mi papá llorando me volvió nada. Muy bacano, estoy muy feliz”, expresó Juan José. Juan José trabajó muy duro, desde enero, para ser el rey nacional de la trova, un sueño que tenía desde que era pequeño. P. (Castaño, 11 de agosto de 2018). Kate Winslet es un buen parche. Es una vieja superbonita conmigo que todo el tiempo me está tirando buena vibra y está pendiente de todo lo que hago. Kate Blachett  es otra bacana y tengo muy buena energía con ella. R. (Sandino, diciembre 2011: 97). /Drae: fig. mis. 1. adj. Col. bacán (estupendo). Nudico: fig. mis. Excelente, muy bueno. DIAM: fig.  mis. Co. Chévere, estupendo/.

En el siguiente enlace pueden encontrar una lista de las voces que se usan tanto en parlache como en lunfardo:

El lunfardo y el parlache: dos argots unidos por el tango. Signo y Seña /32 (julio-dic. 2017): [44-61]

file:///Users/ignaciohenao/Downloads/Dialnet-ElLunfardoYElParlache-6482702.pdf

En el siguiente enlace pueden encontrar el proceso de resemantización típico del parlache: Castañeda, Luz Stella; Henao, José Ignacio y Sergio Alonso Lopera (2019). El proceso de resemantización de los términos parche y chimba en el parlache.

Núm. 39 (2019): Literatura y Lingüística

http://ediciones.ucsh.cl/ojs/index.php/lyl/article/view/2010

Referencias

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Capponi, Anna. 2015. “Lunfardo y parlache: las hablas del mal vivir”. En Armonía y contrastes. Estudio sobre variación dialectal histórica y sociolingüística del español, editado por Santos Rovira, José M., 159-174. Lugo: Editorial Axac.

Castañeda Naranjo, Luz Stella y Henao Salazar, José Ignacio (2015). Diccionario de uso de parlache. Frankfort: Peter lang.

Castañeda Naranjo, Luz Stella (2005). Caracterización lexicológica y lexicográfica del parlache para la elaboración de un diccionario. Lleida. Universidad de Lleida.

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http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1360831, 13 de enero.  Fecha de consulta, 6 de mayo de 2017.

El Tiempo (2003). Se fue don Julio. Se fue el «Macanudo» del ciclismo. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-969682, 31 de mayo.   Fecha de consulta 6 de mayo de 2017.

Escobar, Augusto. 1997. Memoria compartida con Manuel Mejía Vallejo. Medellín: Biblioteca Pública Piloto.

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Urán, Rigoberto, en Rengifo, Lisandro (16 de mayo 2020). Entrevista: ‘Rigo’ Urán, sin mordaza, habló duro y sin tapujos. Disponible en https://www.eltiempo.com/deportes/ciclismo/entrevista-con-rigoberto-uran-el-tour-coronavirus-crisis-del-ciclismo-y-su-retiro-496232

Vivir en El Poblado (23 de abril de 2014). Pala presenta su “Maleviaje”. Recuperado de https://vivirenelpoblado.com/pala-presenta-su-maleviaje/


[1] En la fuente consultada no aparece fecha de publicación, pero en Wikipedia figura como publicado en 1897.

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